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Desayuno y rendimiento escolar

Parece que admitimos como irremediable el que los pequeños no quieran desayunar o lo hagan de manera rápida e insuficiente.

En la práctica, muchas veces nos hacemos cómplices de ese error, porque los mayores también salimos a menudo con prisa de casa. Y un desayuno mal hecho inicia un desequilibrio metabólico que incidirá incuestionablemente en el estudio, en el aprendizaje o en el rendimiento general, además de favorecer un apetito compensatorio desmedido. Según estadísticas internacionales, a mejores desayunos, mejores resultados.

Un desayuno correctamente establecido:

  • Incrementa los niveles de energía cerebral a corto plazo.

  • Mejora el estado nutricional.

  • “Incentiva” el metabolismo celular; concretamente en los escolares, favorece la atención y concentración.



Enlazar un ayuno nocturno de más de 8 horas con el esfuerzo intelectual, que requiere atención, entendimiento y memoria, es a todas luces incorrecto. Y tanto la memoria visual como la auditiva, procesos imprescindibles para el aprendizaje, se verán afectadas por un desayuno inexistente o insuficiente. Según estadísticas internacionales, a mejores desayunos, mejores resultados.

La leche con cacao o yogur natural son alimentos casi imprescindibles para el aporte matinal de proteínas y sobre todo de calcio. Si no se ingieren lácteos suficientes (no menos de dos vasos / yogures diarios) es necesario suministrar un suplemento de calcio. Los lácteos deben acompañarse al menos con cereales integrales no azucarados o pan integral con aceite o mantequilla y fruta natural o en zumo. Una cucharada de miel o azúcar es permisible.

Demasiados alimentos dulces, favorecen el hambre desmedida y por tanto la obesidad. El consumo de un desayuno con un contenido nutritivo equilibrado, podría ayudar a medio plazo a mejorar el estado nutricional general y, por tanto, la salud de los escolares, además de proveer de energía necesaria para comenzar el día sin deficiencias y un mejor estado inmunológico por el aporte de nutrientes prebióticos (alimentos con fibra) y probióticos (yogures), además de minerales y vitaminas contenidos en los alimentos de diferentes clases.



El desayuno de todos y más en edad escolar, debería proporcionar un tercio de los requerimientos nutricionales diarios. En el caso de un mineral tan importante como el hierro, un desayuno equilibrado podría llegar a proporcionar el 100% del requerimiento diario antes de ir a clase. Se ha demostrado la existencia de una relación entre la anemia por deficiencia de hierro y un deficiente desarrollo intelectual.

Un desayuno equilibrado logra incidir positivamente en variables vinculadas a la salud mental y física y tiene efectos sobre la talla y los resultados de los escolares, sobre todo si se programa correctamente antes de los 5 o 6 años de edad. Un desayuno equilibrado, ya sea en el hogar o en el colegio –por supuesto en los mayores en el ambiente laboral-, fortalece la capacidad de rendimiento y recuperación en niños, adolescentes o adultos.

Obviamente, la capacidad de aprendizaje activo también puede estar influenciada por factores generales alimentarios, sociales, familiares y de antecedentes educacionales del estudiante, y no sólo por factores nutricionales y de salud, además de una efectiva infraestructura pedagógica general que proporcione estímulos de aprendizaje atractivos, eficaces y reiterados.

Un buen desayuno es un ”interruptor” que abre la conexión a un buen desarrollo intelectual y físico.



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